Ella siempre prefirió los libros...
Me llamó ridícula por llorar con ese libro, no me lo regresó y ahora no sabía que era lo que me dolía más, sus palabras, el posible final de "Registros solares" o la verdad que era evidente y ahora había penetrado en lo más profundo de mi ser.
Entré mi cuarto y me tumbé a llorar, no podía soportarlo, en mi interior hay algo que siempre lo supo, que siempre lo sabe, que sabe que todos esos libros que he leído, todos los que llenan mi mueble del piso al techo no son reales... ese pensamiento me trajo más dolor porque ahora yo lo aceptaba, aceptaba esa ciega verdad, mi vida siempre era igual. con mi madre pidiéndome que dejara por un momento los libros y que me concentrara en mi futuro, mi padre pidiéndome que lo ayudara en la empresa en la que él trabajaba para así poder construir un mejor camino, con Mariela molestándome en la escuela y burlándose de mi, por m´s libros que leyera nada cambiaba.
Ninguno de esos mundos mágicos, futuristas o del pasado existían, mucho menos los personajes, que a pesar de eso, a veces trataba como personas porque de alguna manera podía sentir en mi.
Me quedé llorando un largo rato hasta que mis lágrimas se acabaron tenía empapados los anteojos, me los quité y los dejé sobre la mesa, sequé mis ojos y traté de limpiar las huellas de mis lágrimas, miré mi colección de libros y algunos posters de ellos y otras cosas de ese estilo que estaban en el mueble, mi mirada se quedó clavada en un libro azul, El jardín secreto, me quedé un momento pensando, no sé en qué, tenía la mente en blanco pero esperaba que algo llegara a mi cabeza, miré el libro que estaba al lado, el próximo año sacarían una película de él y por tanto el libro ya estaba en boca de todos, el personaje ya no era un secreto...
Un secreto...
cuando empecé a leerlo me enamoré de él, pero cuando los demás supieron de su existencia ya era algo normal... era algo más de mi triste vida cotidiana. Regresé la vista al libro de la derecha y recordé la historia:
Cuando Mary encontró el Jardín tenía un lugar sólo para ella, nadie lo sabría, al final era un secreto, un lugar que sólo conocía ella, Dickon y el petirrojo... un jardín al que si abrían, de algún modo desaparecería su encanto, pero al estar ahí era feliz, quería revivirlo, despertarlo.
Ese algo llegó a mi cabeza, mi madre podría leer ese libro, todo el mundo podría leerlo o todos los libros que tenía, a algunos les gustarían a otros no, pero nadie habría visto lo que yo, a pesar de ser el mismo texto, mis ojos son diferentes y no por tener miopía o por su color, yo era diferente, lo que veía cada vez que leía era diferente y era un mundo único sólo para mí en el que había estado y nadie más podía estar.
Después recordé un diálogo de una serie que nunca terminé de ver: "En medio de la dificultad está la oportunidad, incluso si no es real, incluso si todo lo que has experimentado no es real" ¿Sólo palabras en papel?... No, sonará ridículo pero esos libros me habían enseñado más cosas que mis propios padres. Me habían hecho sentir que el corazón salía de mi pecho, habían hecho que cayera de mi asiento y que soltara algunas lágrimas.
-Son reales...
Maricarmen Martínez
México
Próximamente el libro completo.
Sobre el autor:
Maricarmen Martinez nació el 30 de enero de 1998. Cuando era pequeña no le gustaba leer, no fue hasta que cumplió 12 años cuando se adentró más en el mundo de la lectura y cuando iba en el segundo año de la secundaria, tenía 14 años, comenzó a interesarse por escribir. Antes tampoco le gustaba escribir pero en ese entonces tenía una historia que le daba vueltas en la cabeza y se preguntó si podría plasmarla.
Maricarmen dice no haber escrito muchas historias por falta de tiempo o porque simplemente no llevaban el ritmo que ella quería.
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